El Barça català, de seny, res. Vergonya!". La pancarta estaba bien
visible en una grada del campo municipal de La Devesa, y no necesita
traducción para ser inteligible. Mientras un sector del público la
enarbolaba, el presidente del Barcelona entraba en el palco, con todo
el estadio, 3.500 espectadores, gritándole "¡Barça sí, Laporta no!". El
clamor tenía su base en la decisión de Pep Guardiola, respaldada por
las altas autoridades del club, de no convocar a ninguno de los siete
integrantes de la primera plantilla disponibles para la semifinal de la
Copa Catalunya.
Ante semejante panorama, el encuentro entre el Barça y el Sant
Andreu quedó reducido a una mera anécdota. Sólo cabe reflejar que será
el equipo cuatribarrado quien dispute la final, ante el Espanyol
(vencedor del Santboià, 5-1).
Horas antes, en declaraciones a varios medios, diversos afectados
cargaron contra lo que consideraban una deshonra del club de Laporta
para con la Copa Catalunya. "El Barça presentó un equipo de Tercera
División y ha tenido el privilegio de llegar a la final, mientras
equipos de Segunda B y A no lo han tenido. Es una discriminación para
todos los que han hecho el esfuerzo de engrandecer la Copa Catalunya",
dijo Tomás José, presidente de la Rapitenca, club anfitrión. Por su
parte, Miguel Alonso, alcalde de Sant Carles de la Ràpita, se quejó de
que "mucha gente devolvió las entradas que había comprado. Estoy
decepcionado, porque hay una falta de afecto de un club al que cada fin
de semana van unos diez autobuses a verle desde aquí".
Lo esperaban. La respuesta llegó de parte del presidente
Laporta, en TV3: "Lo lamentamos mucho, porque nos habría gustado venir
con el primer equipo. Hemos dado la cara, como siempre que nos toca
hacerlo. Estamos dispuestos a cambiar el formato de la Copa Catalunya.
Lamentamos que no se haya tenido en cuenta la sensibilidad del club".